El semental se movía con elegancia guiado por aquel hombre. Sus crines rubias, sus movimientos esbeltos y la seguridad con la que se movía ante el jurado nos dejó a todos boquiabiertos y mudos.
¡Qué bonito es! - pensé en voz alta sin darme cuenta.
¡Es magnífico, un ejemplar extraordinario! - me dijo la mujer que estaba a mi lado con una sonrisa de oreja a oreja. Se notaba por el brillo de sus ojos que era la afortunada propietaria del bello animal.
¿Es suyo? - le pregunté llena de curiosidad a la vez que esperaba un sí por respuesta.
¡Es mi campeón! - dijo apresuradamente - Todavía es algo joven pero va a ser un gran semental, estoy segura desde que lo vi nacer.
Es una suerte ver nacer a un potrillo. - dije emocionada - Yo estoy impaciente por criar con mi Pimienta, ya tiene edad para ser madre y estos días le estoy buscando novio.
La mujer sacó de su bolsillo una tarjeta con su teléfono y me la ofreció diciéndome - Toma mi tarjeta, hasta el domingo estaremos por aquí. Si te parece un buen novio para tu yegua te daré un buen precio.
Extendí mi mano para cojerla a la vez que me ponía colorada de la vergüenza y le di las gracias diciéndole - Gracias señora, pero verá. Mi Pimienta no es exactamente una yegua... ella... ella es una cebra. Y casi sin dejarme terminar de hablar la mujer comenzó a reír a carcajadas.
¿Una zebra? - dijo por fin -¡Qué tonta soy por haber pensado que era una yegua! Me encantan las cebras y la verdad que nunca he tenido ninguna en mi rancho pero me encantaría tener un potro medio caballo medio cebra.
¿De verdad? - le pregunté sorprendida - Nunca he visto un animal así.
Pues entonces si te parece bien podemos organizar una cita amorosa con mi caballo y tu cebra y repetirla el próximo año. Así tendremos un potrillo cada una.
¡Es genial! - grité mientras sacaba una moneda para echar a suertes quien se quedaba con el primer potro.
¡Qué bonito es! - pensé en voz alta sin darme cuenta.
¡Es magnífico, un ejemplar extraordinario! - me dijo la mujer que estaba a mi lado con una sonrisa de oreja a oreja. Se notaba por el brillo de sus ojos que era la afortunada propietaria del bello animal.
¿Es suyo? - le pregunté llena de curiosidad a la vez que esperaba un sí por respuesta.
Imagen: semental Tenneese Walker y profesor de equitación de Schleich
¡Es mi campeón! - dijo apresuradamente - Todavía es algo joven pero va a ser un gran semental, estoy segura desde que lo vi nacer.
Es una suerte ver nacer a un potrillo. - dije emocionada - Yo estoy impaciente por criar con mi Pimienta, ya tiene edad para ser madre y estos días le estoy buscando novio.
La mujer sacó de su bolsillo una tarjeta con su teléfono y me la ofreció diciéndome - Toma mi tarjeta, hasta el domingo estaremos por aquí. Si te parece un buen novio para tu yegua te daré un buen precio.
Extendí mi mano para cojerla a la vez que me ponía colorada de la vergüenza y le di las gracias diciéndole - Gracias señora, pero verá. Mi Pimienta no es exactamente una yegua... ella... ella es una cebra. Y casi sin dejarme terminar de hablar la mujer comenzó a reír a carcajadas.
¿Una zebra? - dijo por fin -¡Qué tonta soy por haber pensado que era una yegua! Me encantan las cebras y la verdad que nunca he tenido ninguna en mi rancho pero me encantaría tener un potro medio caballo medio cebra.
¿De verdad? - le pregunté sorprendida - Nunca he visto un animal así.
Pues entonces si te parece bien podemos organizar una cita amorosa con mi caballo y tu cebra y repetirla el próximo año. Así tendremos un potrillo cada una.
¡Es genial! - grité mientras sacaba una moneda para echar a suertes quien se quedaba con el primer potro.
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